Al pensar en Italia, siempre se visualizan ciudades como Venecia, Roma, Milán o Florencia. Sin embargo, lo cierto es que el país de la bota también es un destino con playas espectaculares, calas solitarias y paradisíacas de aguas color turquesa y de arena blanca que nada tienen que envidiar a las del mismísimo Caribe.
La costa italiana, con casi 7 500 kilómetros de playas, es un verdadero tesoro para los amantes del sol y los deportes acuáticos. Algunas de ellas son urbanas y otras son calas que se aíslan del mundo y parece que te sumergen en una paz y tranquilidad insólitas. Las islas de Sicilia y Cerdeña cuentan con las mejores playas del país.