La arquitectura popular manchega es tan variada como atractiva. Las casas rurales típicas de Castilla-La Mancha no se limitan solo a esos edificios encalados, con portones de madera y rematados con tejas árabes. También hay sitio en la geografía manchega para esa imagen quijotesca compuesta por parajes semidesiertos repletos de quinterías, casas de campo perdidas en mitad de la huerta junto a un par de molinos, cortijos para la labranza, cabañas pétreas e incluso cuevas subterráneas. Todo un ejemplo del espíritu austero de los manchegos y su capacidad para adaptarse al medio.
La casa está muy bien y se está cómodo, tiene todo lo necesario para la estancia aunque los electrodomésticos y utensilios son antiguos cumplen su función la zona de Spa es estupenda y el trato con la propiedad excelente, recomiendo el sitio si buscas algo hogareño.